Sinopsis
Estalla la revolución, y anhelos de justicia y libertad brotan en la mente de los hombres. El rey de Francia acaba de ser ajusticiado cuando dos viejos conocidos se reencuentran tras una traición, dos hombres que comparten dos sinceras pasiones: música y revolución. ¿A cuál de esas dos damas rendir amor incondicional?
Siete cuerdas es un viaje por la música y por el convulso final del siglo XVIII: desde una aldea en los Pirineos y las orquestas de París y Viena al último estreno del compositor W. A. Mozart, acompañando a una orquesta errante por la Francia revolucionaria que oculta en su seno a huidos de la justicia. Hasta que, siguiendo el rastro de la guerra, llegue la estela de un crimen a un Bilbao ocupado por tropas francesas.
Pero el espíritu de Siete cuerdas se rinde a la singularidad que mantuvo la música hasta que fue posible «capturarla» en grabaciones.
Los músicos saben que tras el concierto el público intentará retener la música en su memoria, pero será una lucha condenada al fracaso.
Resignados ante un arte tan cruel que solo existe mientras se interpreta.
¿A dónde ha viajado esa música entonces? Solo los músicos, capaces de retenerla en el recuerdo, conocen la respuesta. En tal caso… ¿quién no querría ser como ellos?
Siete cuerdas se compone también de ciertas luchas solitarias, como la de quien batalla contra su mente, incomprensible ante los recuerdos que sorpresivamente se le materializan en la memoria, ¿son reales, son fantasía, son efecto de padecer el Gran Mal?
¡El Gran Mal! un padecimiento sin remedio que estigmatizaba a sus víctimas, tildándolas incluso de malditas. Hoy lo llamamos epilepsia.
La venganza, como una necesidad vital, desfilará rotunda a lo largo del relato, o la necesidad de emanciparse contra un mundo que reduce el concepto de ser mujer a algo puramente reproductor, ornamental y al servicio del hombre.
O de como tomar partido cuando se comparten unas ideas de libertad, de progreso y estas llegan cargando los mosquetes de una invasión, a lomos de una represión brutal…
O de como un Dios benévolo se tornará en cruel ante aquellos sus hijos que osen hacerse preguntas prohibidas.¿realmente lo hace o todo está en la cabeza?
Porque todos los personajes, se cuestionan continuamente y para evitar darse las respuestas que ya conocen, buscan parapetos donde escabullirse y no contestar, y no, no siempre es posible.